Introducción a las organizaciones líquidas
Hace muchos años me planteé un objetivo muy ambicioso: desarrollar un sistema de participación y organización para Pirates de Catalunya. Su nombre, Lýd.
Contaba con la experiencia de un año de asamblea permanente en línea, asambleas físicas, dos campañas electorales, muchas aportaciones de mis compañeros, así como conocimiento adquirido y compartido en conversaciones con personas de todo el mundo.
Empecé un análisis que duró un año y medio más, con dos campañas más, cientos de horas de trabajo y más intercambio de ideas con compañeros de otros colectivos. Un tiempo de recopilación, redacción y refinamiento de una idea para desencadenar el verdadero potencial de cualquier colectivo horizontal.
Tras múltiples versiones, analizando las consecuencias y buscando la versión más clara y concisa, libero el análisis e invito a todos a mejorarlo, disponible en forma de documentación para cualquier colectivo.
Con esto establezco las bases de las organizaciones líquidas. ¿Y qué son?
Organizaciones líquidas
Son organizaciones horizontales sin jerarquía fija, basadas en la confianza a través de la delegación. Todos sus miembros tienen el mismo peso y se autoorganizan en grupos de trabajo específicos o grupos orgánicos surgidos de rasgos comunes (ciudad, región, etc).
Se basa en tres piedras angulares: nexos (grupos), flujos y delegación. En este artículo me centraré en dos de ellos, dejando aparte los nexos, ampliamente explicados en el análisis.
Delegación
Sin delegación, las estructuras horizontales no son eficientes con nexos de cientos de miembros activos, funcionando lentamente e incluso estancándose. Por ello, la delegación es el catalizador necesario para permitir una mínima estructura sin que esta se convierta en una jerarquía anquilosada.
Siendo voluntaria y revocable en cualquier momento, delegamos en función a nuestra confianza. En Lýd se contempla no regida por plazos ni formalismos, permitiendo la reorganización del grupo ante cualquier circunstancia. Esto trae resiliencia a la organización.
En general, Lýd está orientado a organizaciones descentralizadas con objetivos accionables. Puede a aplicarse a organizaciones orientadas al debate, por el concepto de flujo, pero su principal objetivo es permitir una toma de decisiones ágil, auditable y libre de bloqueos. Es la aplicación de la democracia líquida en su máxima extensión.
Por ejemplo, cuando un grupo de trabajo es creado, en mi opinión debería haber una “votación” para delegar, en función a méritos expuestos por aquellos que desean cargar con delegaciones. Posteriormente estas delegaciones pueden cambiar en cualquier momento, incluso durante una votación.
Esto permite el conocimiento mútuo de los participantes, así como empezar a trabajar lo antes posible, y no impide que miembros que entren más tarde puedan ser delegados, ya que no se establecen plazos ni límites para ello.
Antes de pasar al siguiente punto, quiero hacer notar que asumo que al pertenecer a una organización, uno confía en los demás grupos donde no se está adscrito, siendo ésta la delegación implícita última, subyacente en las organizaciones actuales y que Lýd explicita dentro de los nexos.
Flujos
En Lýd todo es un flujo, desde una conversación hasta una tarea, pasando por un proyecto. Todo gira al diálogo y al debate, necesarios para obtener el mejor resultado de la cocreación.
Pero no sólo esto es necesario. Además, debemos conseguir que las personas necesarias interactúen. Combinados con los nexos, los flujos se organizan según necesidades y permiten el intercambio de opiniones en grupos manejables.
Los flujos se acompañan con herramientas para gestionar las situaciones más habituales, tales como off-topics, mensajes que aportan poco contenido (los típicos de apoyo, +1), etc.
Todas estas herramientas deben estar al alcance de cualquiera, salvo aquellas que puedan destruir contenido, para garantizar una comunicación horizontal y sin bloqueos.
Conclusión
Lýd alcanza un equilibrio entre los diferentes tipos de miembros, así como permite a la organización autoregularse y permitir que la participación sea máxima, directa o indirectamente, pero sin necesidad de cercenar o limitar con reglas arbitrarias.
Y con esto cierro mi primer artículo sobre organizaciones líquidas. A medida que diferentes grupos lo usen y otros lo critiquen y sugieran mejoras, iré mejorando el modelo. Todo repercutirá en el desarrollo de una herramienta que ayude a su implantación y extensión, de la que iré informando también.